Nuestra misión

La Caracola es un Centro de Bienestar Social con un equipo multidisciplinar que trabaja para una transformación psicosocial en lo relacionado con la infancia y la crianza a través de varios proyectos y acciones basadas en un compromiso con el desarrollo saludable de sistemas familiares con hijos hasta los 6 años.

Nuestra misión

La Caracola es un Centro de Bienestar Social con un equipo multidisciplinar que trabaja para una transformación psicosocial en lo relacionado con la infancia y la crianza a través de varios proyectos y acciones basadas en un compromiso con el desarrollo saludable de sistemas familiares con hijos hasta los 6 años.

Nuestra historia
Érase que se era, en un lugar cuyo nombre me enamora, en un pasado muy presente, cuando dos niñas crecían, gateaban y dos niños nacían, mamaban, dos mujeres sinceras llenas de amistad de la que se cocina a fuego lento y amor del bueno.
Eva y María, María y Eva comienzan su aventura uniendo su llama y su energía.

Allá por el 2012, mientras un bebé llamado Dario les presta un poco de su magia, un hada madrina llamada Beatriz abre las puertas de su casa y Colin Caracolino, Diego y Zoe, Sara, Jara, Isaac, Yoel, Iria, Nohan, Marta y sus familias se unen a Alma y Gael en la aventura de crecer con sus mamás acompañantes y un poco delirantes…

Nuestro enfoque
El proyecto de La Caracola se basa en una mirada a toda la familia como sistema, un modelo de prevención psicosocial.

Es un recurso para los padres y madres que desean explorar nuevas formas de relación con la infancia.

Para acompañar y apoyar las crianzas de familias que se sienten solas o contracorriente por su modo de ver la lactancia, el apego, el sueño infantil, la alimentación.

Un rincón familiar para continuar ofreciendo a nuestros hijos la confianza, respeto y libertad que se necesitan para madurar y ser felices.

Un lugar en el que dejarles expresar sus emociones, aprender de ellas, entrenar la resolución de conflictos sin sentir que sólo existen dos opciones; ser “los malos” o “los buenos”.

Un tiempo de juego, disfrute y contemplación para sentirse niños. Un espacio para correr y dejar que su cuerpo baile, salte, se moje y se ensucie sin culpa ni presión.

La esencia del proyecto es generar espacios de convivencia donde se priorizan las relaciones personales, el juego libre, las emociones y el intercambio y donde el grupo de niños y niñas es el protagonista y el motor.

También se contemplan los encuentros como una oportunidad para profundizar en conocimientos, habilidades y actitudes, un tiempo dedicado a construir la personalidad a través de la comunicación y del juego.

Queremos crear nuevas realidades para los hijos de nuestro clan, para que maduren en la participación, la construcción y el cambio.

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