Vida Caracola: Grupo de 3 a 6 años.
Ofrecemos a un grupo reducido de niños entre 3 y 6 años un proceso de socialización, aprendizaje y juego en armonía y respeto a su Esencia. Abrimos cada mañana las puertas de “La Caracola” ; un lugar preparado para jugar, descubrir, compartir, dormir, bailar, comer, crecer… VIVIR
Sabemos de la capacidad intelectual y emocional que el niño tiene y desarrolla en los primeros años de vida, queremos ofrecerle un espacio donde las primeras experiencias con la vida en sociedad sean amables, equilibradas, creativas y serenas. Para ello es necesario que los adultos que acompañen este lugar estén en proceso de transformación y escucha constante, conociendo las propias limitaciones y revisando la estructura interna que poseemos por nuestras vivencias y educación recibida. Porque uno nace y renace constantemente.
Si transformamos nuestro modo de relación con los niños y niñas, estos crecerán más equilibrados, más seguros y más ubicados, construirán relaciones más justas, afectivas y sostenibles y tendrán una oportunidad real de cambiar las estructuras que nos hacen sufrir, enfermar y sentirnos perdidos, fracasados, ignorantes.
Planificamos con la premisa de que los pulsos del día sean flexibles permitiendo relativizar las rutinas y acoplando nuestros ritmos; para dejar fuera de este marco las prisas, las tensiones y las expectativas que presionan a nuestros niños.
Nuestros objetivos se basan en generar situaciones de aprendizaje a través del juego y de dinámicas sensoriales, psicomotoras y cognitivas basadas en sus centros de interés para facilitar el crecimiento armonioso y saludable del niño en un entorno seguro y afectivo para integrar sus vivencias. Con todo ello, pretendemos favorecer la autonomía del niño/a en un clima familiar y que acoja sus actitudes de búsqueda y exploración, respetando sus capacidades y su propio ritmo, además de proporcionar a las familias un espacio de apoyo, aprendizaje y acompañamiento en el proceso de crianza a demanda.



El juego se enriquece cuando encuentra un “alojamiento”, es decir, un ambiente propicio para su desarrollo. Los ambientes de juego diseñados con este fin, arropan el juego del niño, admitiendo su relevancia y protegiendo su espontaneidad. Cuando realizamos encuentros en estas habitaciones de juego, el fin coincide con el medio, de manera que el niño encuentra un lugar propio, que le pertenece, pues se da una respuesta a su necesidad lúdica.
Saltar, rodar, voltear, gatear, atarse, esconderse, recogerse, expandir, trepar, caer, empujar, derribar, construir, refugiarse, exponerse… cada una de estas acciones contiene un significado esencial para el desarrollo cuerpo-mente-emoción, ayudando a integrar sus vivencias de separación, autoafirmación, empoderamiento, crecimiento, y otras experiencias fuera de su control intelectual.

Deseamos que la bienvenida sea tranquila, dedicando un tiempo para charlar brevemente con el adulto al que relevamos, para comprender cómo llega el niño (cansado, contento, con ganas o sin ellas, mimoso, enfadado…) y poder responder a su estado, comprendiendo sus acciones. Recibir al niño y sus circunstancias de una forma amorosa y serena.
10.00 h – Buenos días
Un espacio de encuentro grupal para ver quiénes estamos implicados este día en el espacio, anunciar propuestas o novedades que nos esperan, para ayudarles a determinar sus objetivos de la mañana.
10.15 a 11.15 h – Juego libre y/o Propuesta Estructurada.
Desde que el niño llega tiene el espacio y materiales a su disposición. Puede desarrollar su juego de forma individual o elegir incluirse en algún grupo. Las acompañantes pueden estar contando cuentos o realizando una actividad a la que se sume o proponer directamente la elaboración de un taller/propuesta de juego.
11.15 h – Propuesta de Almuerzo.
El almuerzo es también voluntario, creamos un clima sugerente para que el niño encuentre Es un acto social, un espacio voluntario para nutrirse, reposar y volver a su juego. Cada uno entrena su autonomía en la vida práctica (coger cubierto, servirse el agua, sentarse en la silla…). La alimentación es vegana, ecológica y variada.
11.30 a 12.00 h – Aseo y transición al jardín.
Tras el almuerzo, hay niños que lavan sus dientes, otros sus manos, algunos cambian el pañal, la intención es dar lugar a la consciencia corporal y el cuidado privilegiado, caminando juntos hacia su autonomía.
12.00 a 13.00 h – Juego libre en el espacio exterior.
El juego al aire libre es esencial para que el niño comprenda los ciclos de la vida en contacto con la naturaleza: la climatología propia de cada estación, la floración de árboles y plantas, la evolución del huerto… Además el espacio exterior propicia una gran actividad física que nos ayuda a desarrollar múltiples habilidades y destrezas.
13.00 a 13.30 h – Recogida y despedida.
El juego comienza a replegarse, anunciamos la hora de ir al CÍRCULO DE TRONCOS. Repartimos un colín de pan, cantamos una canción de despedida y los padres y madres van llegando al reencuentro con sus pequeños.
Somos un Centro de Bienestar Social, con licencia de actividad municipal. Disponemos de una casa de 160m2 en la Urbanización de Las Vallequillas, San Martín de la Vega. Esta casa está equipada y adaptada, contando con espacios diferenciados de juego. Durante la mañana cada acompañante abre un escenario de juego, dando la posibilidad al niño y la niña de elegir libremente dónde pasar su tiempo. La prioridad del espacio es el juego en libertad y el sentimiento de seguridad y respeto.
Tras la observación del juego de los niños y niñas con los que coincidimos en diversos contextos tras años de trayectoria profesional, se deduce la necesidad de crear espacios que respondan a las siguientes actividades:
Simular-recrear.
Expresar- concentrarse.
Manipular-experimentar.
Silencio/refugio.
Movimiento/gravedad.
Relatos/escucha.
Creación de sonidos/experimentación ruidos.
Observación e interacción con la naturaleza.
Equipo

María Gómez
Educadora Social especializada en Familia y Prevención
De pequeña quería ser mayor. Solía jugar a ser profesora y tendera. Mi actividad preferida era envolver y cuidar tesoros, crear refugios y leer. Crecí y seguí haciendo lo mismo en el mundo adulto. Desde los 20 años he desarrollado mi profesión coordinando, diseñando e implementando proyectos relacionados con la Infancia y el Bienestar Social. Muy pronto tuve clara mi misión; contribuir en la construcción de un mundo en paz en contacto con los niños y las niñas del presente. Mis acciones han estado enfocadas en esa dirección, es el hilo conductor de mi existencia.
Tras más de diez años trabajando en Akántaros, mi primer emprendimiento profesional, la vida me paró y me senté en “flor de Loto” durante dos años, mientras gestaba y daba después a luz a mi primera hija Alma. Yo la di a luz a ella y ella me dio la luz a mí en nuestro primer contacto. Conecté con lo esencial de la vida. Tras su nacimiento, toda la búsqueda intuitiva e intelectual de modelos respetuosos y creativos para acercarse al niño se concretó en la construcción de un sueño; La Caracola. Junto con Eva Roibás y con mucho amor, amigos y una fuerza cósmica que nos acompañaba en todo momento, veíamos los primeros pasos de nuestro proyecto y crecíamos en este maravilloso espacio de juego libre y atención a familias en búsqueda de una manera de respetar y comprender a sus hijos e hijas.
Me he formado en “Promoción de la Salud y Prevención Infantil” con Yolanda González Vara, también en Asesoramiento Familiar, Educación Activa y Crianza Respetuosa; Masaje Infantil con AEMI, Asesora de Lactancia con Rosa Sorribás, Seminarios Montessori con Montessori Canela, enfoque Pikler con Tatiana Boal, Constelaciones Familiares, Mindfulness con enfoque Gestalt con Ignacio Martín y otros. Y sigo aprendiendo cada día con mis grandes maestros de vida, mis hijos.

Eva Roibás
Maestra de Educación Musical

Beatriz S. Garzón
Psicomotricista Relacional y Terapéutica
He trabajado como psicomotricista en diversos centros y escuelas infantiles, como facilitadora en escuela de padres y talleres vivenciales y tuve la suerte de colaborar con un proyecto de psicomotricidad en orfanatos y casas de acogida de Etiopía, donde pude descubrir en profundidad la importancia de los vínculos afectivos para tener un desarrollo tanto físico como emocional basado en el equilibrio y el bienestar personal. Y después nacieron mis dos hijas, y la maternidad me dio la oportunidad de redescubrirme en esa nueva faceta de ser madre, y me dio el valor suficiente para iniciar una búsqueda más saludable de acompañar su infancia. Así llegó La Caracola a nuestras vidas, un lugar donde hemos crecido como familia y como profesional.

Mª Carmen Sánchez
Psicóloga y Psicomotricista Relacional

Irene García
Educadora Infantil especializada en Prevención.
Actualmente las prácticas de Educación Infantil están próximas a su fin y la sesión que me da acceso al título del Máster se celebró el pasado mes de febrero, sin embargo, enamorada del proyecto, de las acompañantes, de los caracoles y caracolas y de la manera en la que se entiende y respeta la infancia en La Caracola, seguiré aquí durante un tiempo y luego … el cosmos dirá.